Trabajar desde casa es un método que desde hace tiempo muchos emprendedores pueden llevar a cabo gracias a internet y las distintas soluciones en la nube. Poco a poco, las empresas también van adoptando esquemas de trabajo flexibles en donde el home office se presenta como una posibilidad para sus equipos.
En las últimas semanas, el trabajo remoto se volvió tendencia por causa del coronavirus y la necesidad de mantener a las compañías operativas sin exponer al personal. Por ello, este 2020 muchos se están enfrentando a la opción de trabajar desde casa por primera vez. ¿Cómo es el trabajo remoto? ¿Cuál es la forma correcta de hacerlo? Son algunos de los interrogantes más comunes en quienes se aventuran al home office.
Trabajar desde casa sin perder productividad.
Aunque a primera vista todo parece ser color de rosas, cuando hablamos de trabajar desde casa existen ciertas tentaciones que pueden perjudicar nuestro desempeño y el de nuestro equipo. Tener horarios más flexibles o directamente no tenerlos, la comodidad de estar todo el día en pijama o trabajar desde la cama, puede sonar muy bien pero estas no son las prácticas más recomendables.
Las formas de trabajo demasiado laxas, a menudo conllevan a la desorganización, perder fechas de entrega y en general a la disminución de la calidad de la performance. Es por eso que para evitar que esto suceda, es clave encarar este nuevo escenario laboral de la forma más saludable posible siguiendo estas pautas.
Establecer un espacio de trabajo.
Antes, cuando la vida era otra cosa, nos levantábamos e íbamos a la oficina. Teníamos un espacio de trabajo específico al que acudíamos para realizar nuestra labor. A ese lugar íbamos exclusivamente a trabajar. De alguna manera, eso organizaba nuestra jornada y nos permitía que, una vez cumplidas las tareas, pudiéramos retirarnos a otro espacio a seguir con nuestro día. Lo mismo se aplica al momento de trabajar desde casa.
Es necesario tener un espacio de trabajo específico en casa, un lugar privado y tranquilo, libre de distracciones y que funcione a los fines de llevar a cabo las tareas profesionales diarias. No hace falta tener una gran oficina en casa, pero sí un área delimitada en la que sepas que puedes trabajar con tranquilidad.
Respetar días y horarios.
Una de las ventajas más escuchadas con respecto al hecho de trabajar desde casa es la posibilidad de no tener horarios. Pues esa es la fantasía de quienes nunca han trabajado de forma remota.Tener pautas claras sobre cuándo trabajar y por cuánto tiempo hacerlo permite equilibrar de manera más óptima la vida laboral y personal.
Al mismo tiempo, lo que sí existe es la ventaja de la flexibilidad, esto permite, por ejemplo, extender el horario para adelantar trabajo o terminar una tarea y tener más tiempo libre la jornada siguiente.
La flexibilidad es la clave, de hecho, más del 40% de las personas que trabajan desde casa aseguran que su horario flexible es la mejor parte del home office. El asunto es cómo organizar esas horas en tu día para marcar la diferencia.
Tomar descansos.
Tener un horario y seguirlo permite organizar el trabajo, pero no hay que olvidar que dentro de ese horario, es necesario tomar un descanso. Hay que contemplar dentro de la jornada laboral en casa un momento para estirar las piernas, tomar un café o simplemente respirar aire puro en el balcón.
Hay quienes se fijan una hora de almuerzo, otras personas se toman pausas de 15 minutos por la mañana y la tarde. En fin, esto dependerá del tipo de horario que hayamos fijado. Lo importante siempre es tener un tiempo para descansar y distenderse, y evitar así una sobre-exigencia poco saludable.
Conciliar vida laboral y vida personal.
En este punto entran varias cuestiones. La primera: si se comparte el hogar con otras personas, es importante establecer algunas reglas claras, por ejemplo, que se respete el horario y espacio de trabajo. La segunda: entender que el hecho de trabajar desde casa no quiere decir que estamos disponibles. La tercera: entender que el hecho de trabajar desde casa no quiere decir que debemos estar trabajando todo el tiempo.
Este punto se trata de la búsqueda de equilibrio, por ello la importancia de fijar un horario y respetarlo. Así como también respetar los días sin actividad y el momento de descanso.
Establecer un plan de acción.
Como dijimos antes, el horario es clave para la organización del día a día, pero la flexibilidad en este sentido también lo es. Por ello, siempre es posible apelar a las metas que son las que trazan un recorrido diario y semanal para tu actividad.
Se puede escribir una lista de tareas diarias y semanales que incluyan el trabajo y todos los pendientes por hacer. Esto nos permite estar mejor preparados, conociendo lo que está por venir y nos brinda la seguridad de tener una especie de plan de trabajo para abordarlo.
Al organizar las tareas y delinear objetivos, nos preparamos mentalmente para lo que puede suceder durante el día. Entonces es más fácil trabajar para alcanzar esas metas establecidas, en lugar de vagar sin rumbo hacia ellas. Esto brinda sensación de control y reduce la ansiedad.
No olvidarse del contacto humano.
El trabajo remoto puede ser solitario, por ello es importante mantener un contacto fluido con nuestros colaboradores. Brindar y recibir feedback es fundamental para construir vínculos laborales a distancia y sostenerlos con el paso del tiempo.
Además de eso, la proximidad con otras personas (aunque sea en forma virtual), sirve como válvula de escape del estrés de la vida cotidiana. Mantener comunicación con colegas, familiares y amigos tiene beneficios para salud científicamente demostrados, como la disminución del cortisol y la segregación de serotonina conocida como «la hormona de la felicidad».
Sin pijama.
Si hubiese un listado de reglas para quienes buscan trabajar desde casa, posiblemente esta sería una de ellas: dejar el pijama a un lado y vestirse como una manera de combatir la improductividad. Algunos expertos afirman que la vestimenta influye en el comportamiento. Siempre es posible trabajar con ropa cómoda, no es necesario estar de punta en blanco y eso es una ventaja más del home office. Pero sí es importante vestirse para motivarnos a mantenernos activos.
Permanecer horas y horas en pijama, es enemigo de la autoestima. Lucir presentables, prolijos y con «ropa de día» (aunque no tengamos que salir a ningún lado) contribuye a sentir el peso de la responsabilidad laboral, aún dentro de casa.
Trabajar fuera de cuatro paredes.
Este es otro de los consejos que no pueden faltar si de trabajar desde casa se trata. A pesar de que la cuarentena y las normas de distanciamiento social impuestas por los distintos países a raíz del COVID-19 hacen que salir de casa no sea tan sencillo, sí es posible y recomendable aprovechar espacios al aire libre si contamos con ellos.
Patios, terrazas o balcones son ideales para trasladarse aunque sea por unos minutos. Ya sea para trabajar o para tomarse un descanso, lo importante es tener un momento del día para estar al aire libre para recargarnos de aire puro y vitamina D, dejando a un lado las pantallas y descansar así el cuerpo, la vista y la mente.
Si no existe la posibilidad de hacer esto por cuestiones edilicias, nunca hay que descartar los beneficios de acercar el escritorio a la ventana. Es un cambio pequeño pero de alto impacto.
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