Desescalada o desconfinamiento, distintas formas de denominar una situación común que los países en el mundo están atravesando: el proceso de transición hacia la nueva normalidad.
“La nueva normalidad no será una sola, su forma dependerá de cada contexto nacional”, aseguró el licenciado en Ciencias Políticas Andrés Malamud a Infobae. Esto nos deja en claro una cuestión fundamental, aunque todos los países caminan hacia una reestructuración social y económica tras el COVID-19, lo cierto es que no todos lo harán al mismo ritmo y tampoco de la misma manera.
Hacia la nueva normalidad.
¿Qué mundo encontraremos al salir del confinamiento? Al parecer de esta pregunta parte el concepto de “nueva normalidad”. El cronista argentino Martin Caparrós, asegura que ese concepto es una contradicción, dado que la normalidad se construye a través del tiempo, adoptando formas que se van volviendo cada vez más normales. Entonces, para llegar a ese estadio el tiempo sería la clave.
Sin embargo, no es el caso de la nueva normalidad, ya que esta se nos impondrá como parte de un proceso mucho más breve, pensado en fases y denominado desconfinamiento.
¿Cuáles son las fases del desconfinamiento?
Desde hace semanas los estados planifican cómo salir de la cuarentena. En todos los casos, se trata de un proceso que se lleva a cabo de manera particular en cada país y de forma gradual, por fases. En gran parte de Europa este proceso consta de 4 fases. Pero en Latinoamérica cada país está implementando sus propios modelos.
La cuarentena de Argentina continuará hasta el 24 de mayo. Sin embargo, se ha establecido un proceso de desconfinamiento que consta de 5 fases:
- Fase 1. Aislamiento estricto con un 10 % máximo de movilidad de la población.
- Fase 2. Aislamiento administrativo con un 25 % máximo de movilidad en la población.
- Fase 3. Segmentación geográfica con un 50 % máximo de movilidad de la población y excepciones provinciales.
- Fase 4. Reapertura progresiva con un 75 % máximo de movilidad de la población y excepciones provinciales.
- Fase 5. Nueva normalidad con un 75 % máximo de movilidad de la población y hábitos de higiene y cuidado sostenido.
Mientras que gran parte del país ingresará a partir del 11 de mayo en la fase 4, Capital Federal y Gran Buenos Aires continuarán en la fase 3. Chile, con su cuarentena estratégica y dinámica, estableció durante la última semana de abril el Plan Retorno Seguro. Este está compuesto por tres etapas principales: la primera destinada al retorno de los trabajadores públicos; la segunda destinada al retorno de los trabajadores en el sector privado ; y la tercera destinada al retorno de los estudiantes a los centros escolares.
En Colombia se extendió la cuarentena hasta el 25 de mayo, pero desde el 27 de abril se inició una flexibilización parcial de actividades, exceptuando a la ciudad de Bogotá que es la más afectada del país. Así, a partir del 11 de mayo podrá volver a trabajar la industria y el comercio de automotores, muebles, librerías, papelerías y lavanderías
Con 31.522 casos positivos y 3.160 muertos por coronavirus, según cifras oficiales, México se prepara para atravesar su pico más alto de contagios, razón por la cual, todavía no se habla de desconfinamiento. El punto en común entre todos los países es la idea de “nueva normalidad”. La duda sigue siendo qué nos deparará ese nuevo escenario.
¿Cómo será la nueva normalidad?
No está claro, en general, cómo será la nueva normalidad, pero se dice que esta incorporará cambios que llegaron con la pandemia para quedarse.
Un nuevo paradigma laboral
El avance de las relaciones digitales –sociales y laborales– es una tendencia que se podría instalar como hábito. Las empresas han tenido que adaptarse al confinamiento de sus empleados en sus casas y una de las estrategias que encontraron para seguir en actividad fue el teletrabajo. Para algunas de estas compañías representó una primera vez y, en muchos casos, significó la sorpresa de encontrar rentabilidad en esta forma de trabajar.
El mundo laboral atraviesa un cambio de paradigma en el que se desplazó lo territorial-geográfico, para darle un rol fundamental al dominio de lo digital.
Pero el impacto tras el COVID-19 no sólo está vinculado al lugar donde trabajamos, sino también a las actividades que realizamos y a la forma de hacerlo. Muchos empleados están haciendo tareas que nunca habrían imaginado y de maneras totalmente nuevas. Un ejemplo claro de ello son las compañías que intentan mantener el empleo de sus trabajadores, mediante la fabricación de productos que nunca antes habían producido.
Además, el hecho de que en toda actividad económica deban seguirse protocolos sanitarios específicos modifica totalmente la forma de trabajar.
Estados más grandes
Lo que se espera en términos políticos es un mayor intervencionismo de los Estados en la economía. De hecho, se trata de una tendencia de la que ya hemos sido testigos en las últimas semanas.
El Parlamento de la Comunidad Económica Europea, por ejemplo, habilitó a los países a salvar a las compañías que atraviesan una crisis más aguda. Así, en lo que parece ser un proceso de estatización, los gobiernos de España, Francia, Italia, Portugal, Alemania, Gran Bretaña, Holanda y Noruega se convirtieron en socios de compañías aéreas.
La distancia se queda
Y entre los cambios que llegaron para quedarse, la vida post confinamiento seguirá exigiendo el distanciamiento social en la población. Sumado a medidas como el uso de cubrebocas y las limitaciones de concurrencia a eventos y espacios públicos.
Lo que está claro es que esta nueva normalidad se presenta como un tiempo indeterminado en el que tendremos que aprender –aún más– a convivir, de la mejor manera posible y en las calles, con un virus altamente contagioso. Para lo cual, las medidas de seguridad, individuales y colectivas, serán clave.
La situación de las industrias
Uno de los principales problemas de la nueva normalidad es que el mundo todavía está diseñado para la normalidad previa al coronavirus. Se requiere de tiempo, como mencionábamos antes, para que ciertos sectores puedan adaptarse a la nueva situación.
Las industrias que se llevan la parte más difícil son todas aquellas consideradas no esenciales. El turismo, posiblemente, sea de los más afectados. No creemos que vaya a desaparecer, pero llevará mucho tiempo hasta que vuelva a reactivarse en cada país y luego en todo el mundo. Esto representará una crisis severa en el sector y la pérdida de numerosos puestos de trabajo.
Algunas aerolíneas podrían no sobrevivir, otras puede que duren un poco más y las que queden perderán parte de su competitividad. A mediano plazo se esperan menos vuelos y con ello el mercado de la aviación se reducirá considerablemente. La industria petrolera es otra de las grandes afectadas por el coronavirus. La demanda de combustibles cayó de manera acelerada. En parte, porque las aerolíneas no están trabajando y también por la reducción del uso de los automóviles.
La industria automotriz experimentó una fuerte caída, especialmente por los inconvenientes en la cadena de suministro. Esto hizo que muchos fabricantes alrededor del mundo tuvieran que suspender su producción. Sin embargo, una de las oportunidades que se vislumbra en el sector es la robotización de las líneas de montaje. Esta estrategia, que se pronosticaba a largo plazo, se adelantó debido a la crisis sanitaria.
Así como la robotización es el actual objetivo de la industria automotriz, el COVID-19 supuso la aceleración de la transformación digital en otros sectores. De acuerdo con un informe de la consultora de recursos humanos Adecco, las empresas que más contrataciones están realizando actualmente pertenecen principalmente al sector retail, consumo masivo, e-commerce y logística asociada al comercio electrónico. Esto, por supuesto, se debe al auge de las compras online que se dispararon en todo el mundo.
De la mano de lo anterior, aunque no excluyente a ese sector, los pagos digitales crecieron de manera notable en las últimas semanas. Y en este sentido, gran parte del éxito de estas iniciativas se debe a la inversión de los negocios en el segmento digital. Telecomunicaciones, salud y alimentación son las otras industrias que siguen incrementando sus ganancias.
La pandemia adelantó una crisis que ya se contemplaba para finales de este año y que se extendería a lo largo de 2021. Ahora, el pronóstico es mucho más desalentador, sin embargo, aunque el escenario posterior a una crisis pueda ser difícil, también puede ofrecer oportunidades para quienes estén preparados.
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