Hasta hace menos de dos meses casi nadie había oído hablar del coronavirus. Sin embargo hoy la enfermedad está en boca de todos y su impacto y repercusión van mucho más allá del ámbito de la salud.
Esta epidemia surgida en China también puso en cuarentena a la economía mundial y sus secuelas están afectando al comercio electrónico, la producción industrial, las exportaciones, los mercados de valores, el transporte, el turismo y el precio del petróleo, entre otros sectores. Si bien todavía es muy prematuro para hacer pronósticos, los especialistas estiman que sus consecuencias afectarán el crecimiento global durante al menos la primera mitad del 2020. A futuro la situación puede empeorar o mejorar dependiendo de cuál sea la evolución y el control de la dolencia.
Crisis en China por el coronavirus
A fines de 2019 se detectó un nuevo brote de coronavirus en un mercado de la ciudad de Wuhan, donde se vendían mariscos y carnes de animales salvajes, como murciélagos y víboras. Decretada la crisis sanitaria, el gobierno chino suspendió el transporte público y cerró escuelas, negocios y fábricas en varias regiones para intentar detener la epidemia.
De igual modo, empresas multinacionales como McDonald´s, Starbucks, Toyota, Nike, Adidas, Apple e Ikea frenaron de manera temporal sus operaciones en el país. Por su parte, las principales aerolíneas suspendieron sus vuelos a China o redujeron considerablemente sus conexiones. Lo mismo hicieron las grandes compañías de cruceros, muchos de los cuales quedaron varados en cuarentena.
A pesar de estos esfuerzos, hasta mediados de Febrero se contabilizaron 60 mil casos confirmados de coronavirus en diferentes lugares del mundo y ya se registraron más de 1.130 muertos por esta dolencia.
El impacto del coronavirus en la economía
Como consecuencia de esta crisis, la economía China sufrió un corte en sus operaciones comerciales y cancelaciones masivas de las reservas en líneas aéreas, cruceros y cadenas hoteleras. Además hubo un freno en la producción industrial y la venta de inmuebles en el país bajó un 90 por ciento durante la primera quincena de febrero en comparación con el mismo período del año anterior.
A nivel turístico todo el sudoeste asiático está sufriendo el impacto del coronavirus, con pérdidas estimadas en varios miles de millones de dólares. En cuanto al comercio electrónico, la suspensión del trabajo en las fábricas y la disminución del transporte está afectando la cadena de suministros y los envíos, provocando grandes demoras en las entregas.
Los expertos estiman que el producto bruto interno (PIB) de China caerá al menos un 2 por ciento durante el primer trimestre del año. También se espera que el gigante asiático tenga un crecimiento inferior al 6 por ciento durante el 2020, la tasa más baja de las últimas tres décadas.
La importancia de China en la economía mundial
China es hoy una de las grandes potencias económicas del mundo. Este país representa cerca del 16 por ciento del producto bruto interno, el 13 por ciento del comercio y el 12 por ciento de la demanda de petróleo a nivel global. Además es uno de los principales compradores de América Latina y África y un socio estratégico de Alemania, el motor económico de Europa. Por ello no es de extrañar que el coronavirus deje secuelas en la economía de todos los continentes.
Desde que se desató la crisis los mercados financieros de todo el mundo se vieron afectados. Mientras la mayoría de las acciones se desmoronaron, el dólar, el oro y las criptomonedas se beneficiaron de la cautela de los inversores. Lo mismo las empresas relacionadas con la industria farmacéutica.
Por el contrario, las materias primas tuvieron una fuerte caída en sus precios por temor a una baja en la demanda china. El valor del petróleo, por ejemplo, disminuyó un 15 por ciento. De igual modo, las compañías vinculadas con el país asiático, como ArcelorMittal, Amadeus, Meliá Hoteles y IAG, también sufrieron importantes bajas en sus acciones.
Impactos del coronavirus en América Latina
Para muchos países de América Latina, el intercambio comercial con China es en la actualidad más importante que el que se realiza con Europa y los Estados Unidos. Chile, por ejemplo, destina más del 30 por ciento de sus exportaciones al gigante asiático, mientras que en los casos de Brasil y Perú representan cerca del 28 por ciento.
Además China es uno de los principales proveedores de productos para la mayoría de las naciones de la región y un fuerte inversor y prestamista en proyectos privados y públicos. De esta manera, la caía en la economía de este país podría provocar una menor demanda de materias primas y un descenso en la venta de bienes para toda Latinoamérica.
¿Pero qué es el coronavirus?
El coronavirus, denominado en forma oficial como “COVID-19” por la Organización Mundial de la Salud (OMS), es una enfermedad respiratoria similar a una gripe, pero altamente contagiosa. Sus síntomas más comunes son la tos, el dolor de garganta y de cabeza, la secreción nasal, las dificultades para respirar y la fiebre.
Por lo general estos signos duran un par de días pero, en personas con un sistema inmunitario débil, como en el caso de los ancianos, la afección puede atacar con más fuerza y provocar una neumonía o bronquitis e incluso la muerte. El coronavirus se contagia a través del contacto con animales o con secreciones de personas infectadas, como por ejemplo las gotas de la tos o de un estornudo.
De momento no existe un tratamiento específico para esta enfermedad, pero los médicos pueden recetar medicamentos para el dolor o la fiebre. En la mayoría de los casos los síntomas desaparecen por sí solos a los pocos días. Para prevenir su transmisión se recomienda lavarse las manos con frecuencia y evitar tocarse los ojos, la nariz y la boca, y el contacto con personas enfermas.
Pronósticos inciertos
De acuerdo con la consultora Capital Economics, el brote de coronavirus le constará a la economía mundial más de 280.000 millones de dólares durante los tres primeros meses del 2020. A pesar de estas estimaciones aún es difícil tener un panorama completo de los alcances de la crisis y las consecuencias a largo plazo dependerán en gran medida del desarrollo y la evolución de la epidemia.
Si la enfermedad es controlada rápidamente y tiene poca diseminación fuera de China, sus secuelas económicas podrán revertirse durante el segundo semestre del año. En cambio, si dura varios meses y comienza a expandirse por otros países, la gravedad puede ser mucho mayor.
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