El ROI es una herramienta fundamental para evaluar la rentabilidad de las inversiones y mejorar las decisiones empresariales.
En este artículo vamos a contarte para qué sirve, cuál es la fórmula que se utiliza para obtenerlo y cómo mejorar su rendimiento. ¡Seguí leyendo!
¿Qué es el ROI?
El ROI es una métrica financiera que determina la ganancia o la pérdida generada por una inversión, en relación con su monto inicial. Su nombre proviene de las siglas en inglés “Return On Investment”, que en español se traducen como “Retorno de la Inversión”.
Este indicador se expresa en porcentaje y tiene un papel preponderante a la hora de evaluar la rentabilidad de una empresa y los beneficios que ofrece a sus accionistas.
Calcular el ROI es clave para analizar los resultados obtenidos y conocer la eficacia de las operaciones y las acciones implementadas. Su medición puede hacerse tanto sobre datos reales como sobre los proyectados, para estudiar, por ejemplo, la viabilidad de una iniciativa.
Cuando el retorno de la inversión es positivo, indica que el negocio está dando lucros y puede subsistir en el tiempo. En cambio, cuando es negativo, marca que se está perdiendo dinero y que hay cosas urgentes por corregir.
De esta manera, el ROI ofrece información valiosa para optimizar la toma de decisiones y generar una planificación estratégica adecuada para aumentar las utilidades.

¿Cómo se calcula el ROI?
La fórmula del retorno a la inversión es la siguiente:
ROI = [(Beneficio Neto – Inversión) / Inversión] x 100.
Así, para aplicarla, lo primero que hay que averiguar es la ganancia de la compañía, la cual se consigue restando los gastos totales a los ingresos del período. Una vez conocido el beneficio neto, se le resta la inversión inicial y luego el resultado se divide por ese mismo valor. Por último, la cifra obtenida se multiplica por 100 para sacar el porcentaje.
Todos los datos necesarios para estos cálculos suelen estar disponibles en los estados contables de la organización y es posible acceder a ellos con cualquier software de gestión empresarial.
A modo de ejemplo, si una empresa gastó $10.000 en una campaña de marketing y la ganancia neta por esa acción fue de $30.000, el retorno de la inversión es del 200%.
Aplicando la fórmula del ROI:
Paso 1: 30.000 –10.000 = 20.000.
Paso 2: 20.000 / 10.000 = 2.
Paso 3: 2 x 100 = 200%.
Este resultado significa que la compañía alcanzó una ganancia 2 veces mayor al valor invertido, por lo que el retorno fue positivo.
¿Para qué sirve el ROI?
El ROI es uno de los indicadores de rentabilidad más utilizados por los inversionistas para medir la capacidad de una empresa para obtener ganancias. Puede aplicarse a todo tipo de proyectos, como, por ejemplo, las estrategias de marketing, el lanzamiento de nuevos productos o los gastos en infraestructura y tecnología.
El retorno de la inversión también es útil para comparar diferentes iniciativas y definir cuál tiene más chances de generar beneficios económicos. Además, su cálculo permite la fijación de objetivos en base a datos concretos, organizar las finanzas y detectar las líneas de negocio más lucrativas dentro de la misma organización.
Por otro lado, la evaluación del ROI facilita la planificación de los gastos y el cálculo de los precios de venta para cada uno de los productos, de forma que garanticen una ganancia tras su comercialización. También ayuda a armar mejores presupuestos, hacer previsiones a futuro y tomar decisiones estratégicas y operativas con impacto directo en los resultados.
Para conclusiones más precisas, es recomendable analizar el ROI en conjunto con otras métricas financieras como el margen de ganancia, la estructura de costos, el flujo de caja, el ROA y el ROE, que miden la rentabilidad de una empresa en relación con sus activos y su patrimonio. Esto permite tener una visión más completa de la situación financiera y operacional del negocio.
¿Cómo mejorar el ROI de una compañía?
Existen diferentes estrategias que se pueden adoptar para optimizar el porcentaje del retorno de la inversión. Entre las principales se destacan:
Reducir los costos
Un adecuado control de los gastos mejora el beneficio neto y, por ende, el ROI. Para lograrlo es clave planificar una estructura de costos que registre todas las erogaciones realizadas por la empresa, analice su desempeño y elimine aquellos despilfarros innecesarios. También es importante gestionar las compras de manera efectiva y negociar mejores precios con los proveedores.
Aumentar las ventas
Vender más es otro camino para mejorar los ingresos y la rentabilidad del negocio. Para conseguirlo hay que estudiar a los potenciales clientes, conocer cuáles son sus necesidades y ofrecerles productos a medida con una propuesta de valor diferencial. Además, lanzar ofertas y promociones, simplificar el proceso de compra y brindar la mejor experiencia también ayuda a captar nuevos usuarios.
Mejorar las operaciones
La optimización de procesos aumenta el retorno de la inversión, al impulsar la productividad y la eficiencia operativa. Por ejemplo, los sistemas de gestión de calidad y los planes de mejora continua permiten a las empresas realizar sus tareas de una forma más rápida y eficiente, ahorrando tiempo y recursos. Esto incrementa la calidad de los productos y la satisfacción de los clientes, generando mayores ganancias.
Elaborar un plan de negocios
Contar con un plan de negocios bien estructurado, que describa los principales objetivos de la organización y las acciones que se tomarán para alcanzarlos, también ayuda a mejorar los resultados. Por otro lado, su trazado permite una distribución más eficiente de los recursos y la previsión de distintos escenarios, disminuyendo los riesgos operaciones y las posibles situaciones de crisis.
Subir el precio de los productos
Incrementar el valor de los servicios ofrecidos es otra estrategia que puede ayudar a mejorar el ROI, siempre que se realice con prudencia y contemplando las particularidades de la industria. Si bien esta medida ofrece un mayor índice de ganancia por unidad vendida, también puede reducir la demanda, dañar la fidelidad de los clientes y limitar la flexibilidad frente a los competidores.
Impulsar la innovación
La incorporación de nuevas tecnologías digitales facilita la automatización de las tareas y permite un mayor control de las operaciones. Esto agiliza el acceso a la información, su procesamiento y análisis, ayuda a ahorrar costos y mejora la productividad, la comunicación y el trabajo en equipo. Todo esto redunda en mayores dividendos para la compañía.
Gestionar el inventario
Por último, una buena gestión del stock ayuda a reducir los costos de almacenamiento y evita el deterioro de las mercaderías y la pérdida de ventas por la falta de productos. Esto, además de mejorar la logística y prevenir los robos y los fraudes, también favorece el crecimiento del retorno de la inversión.

¿Cómo las soluciones en línea ayudan a calcular el ROI?
Los sistemas de gestión empresarial que operan en la nube son ideales para medir el ROI y otros indicadores financieros. Estas soluciones ofrecen información actualizada sobre las entradas y salidas de dinero, las ventas, los impuestos y otros datos importantes para el negocio, y permiten el acceso rápido a los datos en cualquier momento y desde cualquier lugar.
Su uso no solo facilita la organización y el control de las operaciones, sino que también mejora la eficiencia, disminuye los errores humanos y reduce la carga de tareas administrativas para los empleados.
Xubio, por ejemplo, es una plataforma que incluye servicios de contabilidad en línea, facturación electrónica, manejo de las cuentas a cobrar, liquidación de sueldos, ajustes por inflación automáticos y control del inventario, entre otras funciones.
Como ventaja está disponible las 24 horas todos los días del año y no requiere de la compra de licencias ni del almacenamiento de recursos en los equipos locales. Su uso es seguro y cuenta con pruebas gratuitas y modelos freemium que permiten conocer y familiarizarse con los servicios sin necesidad de gastar nada.
En conclusión
El ROI es una métrica financiera que posibilita evaluar la rentabilidad de las inversiones y detectar aquellas que ofrecen mayores beneficios. Su conocimiento ayuda a analizar la eficacia de cada una de las acciones implementadas y decidir si vale la pena o no invertir en nuevos campañas o proyectos.
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