Cómo elegir un préstamo en tiempos de crisis

Elegir préstamo es siempre un desafío. En una economía tan cambiante, asumir un compromiso de esta clase nos lleva a evaluar muchos factores antes de tomar una decisión que, de seguro, afectará nuestra liquidez durante algún tiempo. Sin embargo, lejos de desalentarnos, lo interesante frente al hecho de tener que elegir un crédito entre la enorme variedad de alternativas, es todo lo que podemos aprender en el camino.

Comenzar a evaluar las posibilidades que brinda el mercado, puede resultar trabajoso, pero indudablemente el esfuerzo vale la pena para obtener la mejor oferta disponible. Montos, tasas, comisiones, plazos, productos vinculados, son algunos de los factores a considerar. Hoy te daremos las principales pautas para que puedas elegir un préstamo y tener la tranquilidad de haber tomado la mejor decisión.

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Cómo elegir un préstamo: entender qué tipos existen.

Existen distintos tipos de préstamos y para seleccionar el adecuado para ti, debes tener en cuenta la necesidad que quieres satisfacer con ese dinero. En función de ello, puedes encontrar:

  • Préstamos personales.

Se trata de un tipo de préstamo que se suele usar para cubrir necesidades en un momento determinado: pagar la reforma de una vivienda, un viaje, celebrar una boda, etc. Este tipo de crédito se caracteriza por ofrecer montos pequeños y plazos cortos. Dentro de los préstamos personales hay diferentes opciones, entre ellas: préstamos al consumo, préstamos para estudios y préstamos inmediatos.

  • Préstamos al consumo.

Los préstamos al consumo son un tipo de préstamo personal que se suele solicitar para financiar productos o bienes de consumo duraderos tales como: automóviles, motocicletas, electrodomésticos, muebles, etc.

  • Préstamos para estudios.

Otro de los préstamos usuales es el destinado a financiar estudios. Estos no son tan comunes en Latinoamérica, pero aun así es una opción disponible, sobre todo para personas que eligen realizar su formación en el extranjero.

  • Préstamos inmediatos.

Se trata de préstamos rápidos, de montos bajos, cuyo plazo de devolución suele ser menor al resto de créditos.

Préstamos hipotecarios.

Por su parte, los préstamos hipotecarios son aquellos destinados a la compra de inmuebles, ya sea viviendas, apartamentos o terrenos. Esta clase de crédito implica montos de dinero superiores a los de los préstamos personales. Pero además de ello, otra distinción es que los créditos hipotecarios brindan una garantía real a la entidad prestamista. Ya que, si el cliente no devuelve el dinero en tiempo y forma, esta puede hacer uso del inmueble como pago de la deuda.

Préstamos prendarios.

Los préstamos prendarios son aquellos en los que los bienes adquiridos funcionan como garantía de devolución. En caso de presentarse un impago, la entidad prestamista se transforma en propietaria de tales bienes.

Solicitar un préstamo puede ser complejo pero existen nociones básicas que ayudan a tomar una buena decisión.
Solicitar un préstamo puede ser complejo pero existen nociones básicas que ayudan a tomar una buena decisión.

¿Qué parámetros utilizar para elegir un préstamo?

De todas las variables que comprende la posibilidad de aplicar para un préstamo bancario, hay por lo menos 5 elementos estructurales que resultan claves al momento de inclinarse por una opción crediticia.

Costo total.

Cuando se trata de elegir préstamo, uno de los primeros pasos que todo el mundo da consiste en analizar el tipo de tasa de interés ofrecida por la entidad prestamista (fija o móvil) y su porcentaje. Para tomar la mejor decisión es necesario tener en cuenta lo que se conoce como Costo Financiero Total (CFT) o Tasa de Costo Efectivo Anual (TCEA), dependiendo del país. Aquí le diremos costo total.

Este es, básicamente, el costo real que tendrá un préstamo. Aquí queda incluida la tasa de interés, pero además, todos aquellos cargos y gastos asociados al préstamo: gastos de evaluación y otorgamiento; gastos de contratación de seguros asociados, gastos de apertura y mantenimiento de cuentas asociadas, etc. Estos costos dependerán de cada institución, por ello es tan importante leer la letra pequeña en el contrato y, sobre todo, antes de elegir, comparar las opciones que ofrece cada entidad.

Además de estos gastos y de la tasa de interés, el costo total está compuesto por la Tasa Nominal Anual (TNA). Se trata de la tasa que cobra la institución sobre el capital prestado año tras año. Esta varía en proporción al plazo de devolución. Cuanto mayor es el plazo, mayor es la TNA.

Tasa de interés.

Como decíamos antes, en líneas generales, la tasa de interés tendrá una influencia decisiva en la cantidad de dinero a saldar durante la vida del préstamo. Por eso el objetivo es obtener la mejor tasa posible. Esta puede ser fija o variable. Si se trata de una tasa móvil, lo más adecuado es conocer qué parámetros de ajuste tendrá en el plazo que dure el crédito.

Monto.

Otro de los factores determinantes al momento de elegir préstamo es el del monto a solicitar. Todas las entidades tienen un monto máximo en función del tipo de préstamo. Pero esto siempre estará determinado por el nivel de solvencia del cliente, es decir, sus ingresos y capacidad de pago.

La recomendación es solicitar un préstamo del monto necesario, es decir, pedir sólo lo que se necesite. Es preciso advertir que al tramitar un crédito siempre terminarás devolviendo más dinero del que te prestan. Por eso considera este factor antes de decidir el monto.

Plazo.

Con lo que explicamos de la TNA tal vez ya puedas percibir que el plazo de un préstamo también incide directamente en la cantidad de dinero a devolver.

Embarcarse en un préstamo a largo plazo obliga a pagar intereses durante más tiempo, eso es un hecho. La única ventaja clara detrás de este tipo de préstamo es que la cuota se vuelve más pequeña y por ello, puedes tener una mayor solvencia para afrontar el pago mes a mes.

Comisiones.

Cuando antes hablábamos de los gastos asociados al préstamo nos referíamos a las comisiones. Ya quedó claro que depende de cada institución, pero lo cierto es que muchas personas no tienen en cuenta este factor y luego terminan devolviendo mucho más dinero por no leer la letra pequeña del contrato.

Si existen préstamos sin comisiones, podrías estar frente a una interesante oferta. Sólo restaría analizar qué tan conveniente es la tasa de interés y la tasa anual.

En resumen, un préstamo puede ayudarte a financiar aquello que desees, incluso puede ser el capital inicial para tu negocio. Pero, indudablemente, tomar la mejor decisión implica evaluar todas las opciones, manteniendo un enfoque preciso en el costo-beneficio de cada una de ellas.

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